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lunes, 6 de febrero de 2017

58b. Sobre el mal y la Providencia.



58b.   Sobre el mal y la Providencia.
                        Casi todo el mal existente en la tierra es cosa humana.
                        Si un padre equis enseña al hijo que no debe beber, no debe caer en el alcoholismo, y si el padre tiene buenas costumbres, aunque no sea perfecto, el padre tendrá un grado de responsabilidad mínimo, pero si el hijo libremente, o por otras razones, o por multitud de motivos cae en dicha realidad o en dicho vicio o desvirtud o patología o enfermedad, ¿se le puede echar la culpa al padre, que lo intentó enseñar con buenas costumbres, que se lo avisó, etc.?
                        Otra cosa, es que el hijo, sea responsable, solo en un grado determinado. O dicho de otra manera, solo en cierto grado, porque las circunstancias, la sociedad, su psicología, sus traumas, etc.
                        Pero desde luego, no se le puede echar la culpa al padre, o al padre mínimamente, al hijo, en mayor grado, y después todas las circunstancias, ambientes, traumas, etc.
                        En definitiva, estamos hablando del problema del bien y del mal, del sufrimiento y de la felicidad, del determinismo o indeterminismo, es decir, de tener libertad o no tenerla.
                        En el caso de Dios, sea un Ser existente en Sí, o no lo sea. Sucede lo mismo, si Dios nos enseña, según el cristianismo unas normas morales espirituales, pongamos por caso los mandamientos y no caer en los siete errores morales graves o pecados capitales…
                        Si después, cada individuo, por circunstancias, situación, traumas, o mil razones, cae en un error moral grave o en otro, ¿le vamos a echar la culpa a Dios?
                        Podemos decir, es que Dios en su Infinito Amor, puede actuar, pero el problema, es que igual que el padre y el hijo, el padre puede enseñarle, pero solo puede llegar hasta un grado. Lo mismo, en el caso de Dios, si actúa demasiado en el mundo de los hombres, quita a los hombres la libertad, se convierten en unos seres sin libertad, en algo más o menos o parecido a los animales, todos movidos por los instintos, con un grado de libertad y de autonomía tan pequeño, tan nimio, tan casi nada.
                        Por lo cual, la inmensa mayoría de males existentes, en el mundo, están construidos, en parte, o en gran parte, por la acción u omisión de los seres humanos, en mayor o menor grado.
                        Incluso los físicos o naturales, no todos, pero muchos, se podrían evitar, si los sistemas individuales y colectivos de organización social, fuesen más racionales y eficientes, y no digo todos, pero quizás si muchos. Si nacen un uno por ciento de la población superdotada, cuánto genialidad y talento se pierden, por multitud de razones.
                        El cristianismo indica tres fuentes de tentaciones y de potenciales males, si no se ordenan bien, uno, la carne, es decir, todas las concupiscencias negativas y todas las tentaciones desordenadas de la carne-cuerpo, el mundo, todas las potencialidades negativas del mundo, o desórdenes del mundo, y después el Tentador, que tienta a los humanes, con carne y mundo, por lo general, para que caigan en el mal. Esto es lo que indica el cristianismo…
                        Analicen, cualquier mal, personal o individual, grave, y encontrarán, en parte, una actuación negativa o inmoral o éticamente no correcta, de algún individuo o persona. También de un grupo o colectivo, o incluso de una sociedad o cultura o Estado. No digo en la totalidad, pero si en gran parte, casi siempre, por acción o por omisión. Analicen y verán.
                        Entonces, no podemos echar la culpa a Dios, exista o no exista, del mal que exista, tanto por acción o por omisión. Porque si Dios, te da unas normas, si Dios, espera que le pidas y le ames, y si no lo hacemos. Queremos acaso perder la total libertad y total voluntad y total autonomía.
                        Desde luego en la historia del cristianismo, ayer y hoy, ocurren los milagros. Por qué este milagro especial a esta persona y no al resto del millón que padecen el mismo mal. Esto es ya un enigma que supera mi inteligencia. Por qué el milagro de Olivenza a ese hospicio, cuándo en España, existían cientos de casas con las mismas características. Eso ya supera mi inteligencia. Pero también debo indicar, que dentro de la doctrina clásica espiritual del cristianismo, Dios haría muchos más milagros y señales prodigiosas, si encontrase hombres y mujeres, que libremente se entregasen más y más a Dios, y con racionalidad y con los sacramentos, irían recibiendo de Dios, gracias y dones, cada vez más profundos, y en esa inserción, entre el misterio de un ser humano que ama a Dios enormemente, y la Providencia Infinita del Amor-Amar de Dios, en esa relación, de esas dos personas, en gracia, en esa situación, Dios otorga multitud de gracias, para ese ser humano y para los que les rodean, a través de ese ser humano, Dios otorga gracias y dones y signos especiales. Como en el cristianismo, siglo tras siglo, se demuestra y muestra…
                        Pero echar la culpa a Dios, del mal es una barbaridad y blasfemia, decir, que no existe Dios, porque no evita el mal, como razón y argumento es comprensible, es humano, pero es erróneo, como sucintamente creo haber demostrado en frases anteriores. Cierto es que como consuelas a una madre que haya perdido un hijo o un marido o un hermano o las mil injusticias y crueldades que ocurren en el mundo.
                        Personalmente abogo, por la democracia mundial y un Único Estado Mundial, conseguido en paz y en tolerancia, y acuerdo en paz de vivir todas las ideologías, creo que se evitarían docenas de tipos de males, que afectan, unos y otros, y afectarán a cientos y miles de millones de seres humanos… Se evitarían millones y millones de sufrimientos, se amplificarían cientos de millones de bienes… Pero los hombres, y sus ideologías, no quieren o no saben o no les gustan, por tanto, después vendrán males de todas las clases, después les echaremos la culpa a Dios, diremos que no existe, cuándo sabemos la solución, o a medias intuimos la solución, además conseguida poco a poco, en paz y en tolerancia, de mutuo acuerdo…  Paz y bien, paz y bondad.

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